Hola.
Pues menos mal. A mí me parece quasi milagroso hacer un objeto (que guarde al menos, cierto parecido con el real) en tales condiciones. Es una pena que nadie fotografiara las instalaciones justo antes de ser arrasadas, aunque comprendo que hubiera pocos ferroaficionados en aquella época, serlo debía ser un pasaporte seguro al manicomio.
Lo que provoca ésa sensación extraña son las puertas, que en realidad son enormes, el doble de grande de lo normal, y también la altura de la marquesina, puesta ahí por ésa razón. Lo que puedo hacer es colocar algunos accesorios, sobre todo el reloj del andén, lo que ayudaría a hacerse una idea de las proporciones reales del edificio.
Saludos.